Permitidme que esta vez os presente una historia algo rebelde y crítica con la sociedad que, no obstante, espero disfrutéis.
COPYRIGHT:
La situación se había vuelto insostenible, nadie sabía cómo
las empresas se habían hecho con el control, y es que, poco
a poco, habían ido registrando como suyas palabras que siempre habían sido de
uso cotidiano. Así, cada vez que alguien nombraba algo como “mesa”, “libro” o
cualquier otra palabra común, debía abonar una pequeña suma a la multinacional
que tuviese el copyright de ese vocablo o ser internado en una prisión.
Al principio nadie lo hacía, ¿Quién iba a ir voluntariamente
a pagar una multa sólo por hablar? Pero pronto se creó un organismo encargado
de velar por el cumplimiento de esta ley, que cumplían con escrupuloso celo las
órdenes recibidas. Se les conocía coloquialmente como el “Comando chitón”, aunque
su nombre real era “ICDH” (Inspectores Contra los Delitos Hablados).
Las primeras detenciones salieron en la prensa mundial y
causaron bastante revuelo pero, pese a las protestas, no se le puso fin y las
cárceles pronto sobrepasaron su capacidad pero ni aun así se tomaron medidas
para frenar esa locura.
De esta manera, la gente comenzó poco a poco a dejar de
hablar y sólo se comunicaba por gestos. Las academias de lenguaje de signos
florecían como la espuma y había una prácticamente en cada esquina.
Una vez más, las grandes empresas se salieron con la suya y
lograron que el delito se ampliase no sólo a la pronunciación de la palabra
sino a cualquier gesto o representación gráfica.
Pero, al final la voluntad siempre vence a la opresión y,
así, la última gran evolución humana surgió de la forma más inesperada ya que,
frustrados por no poder comunicarse con sus semejantes, un día empezaron a
darse cuenta de que, si se esforzaban lo suficiente, eran capaces de proyectar
sus pensamientos a la mente de otros.
Telepatía, la solución definitiva al problema porque se puede
obligar a la gente a actuar de una manera concreta, se puede oprimir y obligar
a ser como se ordene, pero nadie puede controlar la mente de nadie… ¿O tal vez
algún día se podrá?