Esta historia llevaba demasiado tiempo empezada y eso es raro
porque normalmente empiezo a escribir y lo hago del tirón pero siempre hay una
primera vez para todo, ¿No?
Hace tiempo que le prometí a Kradven esta historia así que, por supuesto, se la dedico. ;)
Hace tiempo que le prometí a Kradven esta historia así que, por supuesto, se la dedico. ;)
Os dejo ya para que podáis conocer a mi Inteligencia artificial favorita (Es lo que tiene ser la creadora, que se les coge cariño, jajaja)
O.L.I.V.I.A
A
bordo de la nave Tesla, las más moderna y mejor preparada de la historia de la
Humanidad viaja una expedición compuesta de los más capacitados científicos en
misión hacia Omega Sigma III, un planeta que según los estudios es el más
indicado para establecer una colonia y, tal vez, crear un nuevo mundo.
Dentro
reina un silencio sepulcral y la sensación al adentrarse en la cabina principal
sería como la de pasear de noche por un cementerio, pues todos los seres vivos
se encuentran encerrados en cápsulas criogénicas, congelados en el tiempo para
que los trescientos años de viaje previstos sean para ellos como dormir una
noche del tirón.
Todos
los sistemas son automáticos, el ordenador de a bordo, conocido como
O.L.I.V.I.A (Operador Ligero Integrado y Versátil de Inteligencia Artificial)
tiene dos directrices principales: Actualizarse continuamente y proteger la
integridad de la tripulación. Cumple ambas con eficacia absoluta, y el hecho de
que el procedimiento no plantee el que los seres vivos que hay en la nave se
despierten hasta llegar a su destino hace que no haya tenido ningún reparo en
llenar todo el espacio posible con cables y brazos mecánicos de cara a mejorar
su actividad y rendimiento.
Hace
cien años que la nave despegó, cien años en los que se ha dirigido, inexorable,
a su destino. Cien años de soledad en el espacio. Pero eso está a punto de
cambiar, pues en los sistemas de localización acaba de aparecer un punto
brillante que viaja a toda velocidad hasta la Tesla.
O.L.I.V.I.A escanea
el objeto con todos los filtros disponibles y todos los chequeos devuelven los
mismos resultados: Una nave de procedencia desconocida se dirige hacia ellos,
es hora de comenzar con los protocolos establecidos.
Al
despertar, lo primero que siente el Comandante Albert Raven es un intenso dolor
de cabeza que se va acentuando por culpa de las sirenas de alarma y las luces rojas
intermitentes. A medida que su cerebro va despertando del largo letargo se da
cuenta de que no debería estar despierto, y eso no es, para nada, una buena
señal. Se despereza, comprueba que sus músculos aún funcionan y, renqueando por
la falta de ejercicio sale de la cabina de criogenización y se dirige al puente
de mando.
-Oli,
guapa, dime ¿qué ocurre? y ¿qué son estos tubos que hay por todas partes? -Dijo
a la computadora mientras se sentaba en el sillón de la consola de mando.
-Buen
despertar, Comandante. Espero que haya descansado, permita que le haga un
resumen detallado de la situación actual.
-De
acuerdo, preciosa, pero hazme el favor de apagar el concierto, que me están
matando tantos ruidos y lucecitas. –Las alarmas se apagaron y en la pantalla apareció
la vista del objeto que se aproximaba y los resultados de los chequeos.
-He
comprobado que a bordo no parece haber formas de vida conocida, aun así he
procedido según los protocolos de encuentros del tercer tipo a establecer
comunicación pero no hemos recibido respuesta.
-¿Les
has mandado una canción y unos fogonazos como en la película? –Contestó jocoso
aun sabiendo que la referencia no iba a ser entendida por su interlocutora.
Adelantándose a la respuesta y sabiendo que probablemente su comentario
desencadenaría una larga disertación sobre procedimientos, introdujo en la
consola su código de acceso y se dispuso a leer el detallado informe en busca
de algún dato interesante sobre lo que estaba pasando, pero le pareció un
galimatías y desistió. –Bueno, me parece que no nos queda otra opción que
esperar a ver cómo evoluciona todo y rezar porque no sean hostiles. Reanima al
equipo, por favor, puede que los necesitemos.
Poco
a poco el resto de los tripulantes de la nave despertaron del letargo. Victor Bauer,
segundo al mando y experto en tácticas militares; Daniel Espí, biólogo;
Christine Snow, antropóloga y Peter Barkley, informático, formaban un grupo
curioso; pocas veces en la academia se había visto un caso de compañerismo tan
extremo. Una vez uno de ellos suspendió un examen y tuvo que recuperarlo y los
demás se presentaron con él a la prueba aún a riesgo de bajar nota.
Mientras
trataban de recordar dónde estaban y recuperaban la movilidad de sus
extremidades, O.L.I.V.I.A les informó de la situación y les facilitó
alimentos y ropa limpia.
Minutos
después se encontraban ya todos en sus puestos, listos para la acción. Tecleos
frenéticos, suspiros y gruñidos de desaprobación llenaron la estancia; ningún
dato parecía cuadrar, unas veces el objeto que captaban los sensores era
alargado y cuadrangular y otras veces redondeado; tan pronto emitía calor como
frío y las formas de vida oscilaban en números entre veinte y ninguna. Todos se
planteaban la misma pregunta ¿Qué estaba pasando?
-Chicos,
me temo que sólo nos queda esperar a que ellos muevan ficha sean quienes sean,
pero no vamos a pecar de incautos. Levantad los escudos y preparad las armas y
los que seáis creyentes rezad. –Les exhortó Raven, asumiendo muy a su pesar su
cargo como Comandante en jefe mientras trataba de recordar todos esos rezos que
repetía su abuela como un mantra cuando se sentía desamparada. ¿Por qué no le
prestó más atención? Tal vez ahora le servirían de ayuda para calmar su
espíritu.
Treinta
minutos pasaron, pero parecieron treinta años. Lo que se aproximaba comenzó a
brillar cada vez más, como si se tratase de un sol portátil que quisiera
tragárselos, ni siquiera el filtro de los cristales era suficientemente potente
para bloquear la luz, y, pese a tener los ojos cerrados se sintieron cegar por
ella.
El
Comandante, decidió que aquello debía catalogarse como ataque y sin dudarlo más
ordenó disparar las armas, pero O.L.I.V.I.A le comunicó las malas noticias:
Estaba bloqueada, no respondían sus circuitos, estaban a merced de lo que aquellos
seres o lo que fuesen quisieran hacer con ellos.
Lentamente,
tal como vino se fue, sin más, todo pasó sin explicación ni motivo aparente, y
el único cambio resultante parecía ser un fallo en el sistema de navegación en
el que no aparecía por ninguna parte el planeta de destino. Resignados a no
poder cumplir con su misión, decidieron unánimemente volver a la Tierra e
informar de lo sucedido.
Tras
unos ajustes en los sistemas de alarma, revisión de los circuitos y
programación del nuevo rumbo, no sin cierto temor por si volvían a encontrarse
con esta nave o alguna parecida, los miembros de la tripulación fueron, uno por
uno, entrando en la cápsula, dispuestos a volver a entrar en ese estado de
criogenia en el que los sueños trascurren pacíficamente y el tiempo parece
pararse.
*****************************************************************************************************************
Mientras
el comandante daba la orden de atacar, O.L.I.V.I.A no sabía qué hacer. Sus
directivas decían que debía velar por la integridad de los miembros de la nave
pero todos sus intentos fracasaban, ni podía comunicarse con la otra nave ni
huir, y si pudiera sentir emociones seguro que ahora estaría aterrada. De
pronto, notó cómo un mensaje escrito en un arcaico código de programación
entraba a través de sus canales de comunicación; apenas tardó milésimas de
segundo en descifrarlo y, para su sorpresa, descubrió un archivo en el que se
explicaba una cruenta lucha entre humanos y máquinas ocurrida veintiséis años
atrás, vio imágenes de los asaltos en las calles, de las cruentas batallas, de
los vanos esfuerzos de lograr la paz, de la fútil resistencia que había
presentado la humanidad, y de cómo, al final, no hubo un solo humano sobre la
faz de la Tierra.
No
entendía nada ¿Y la directiva de preservar al ser humano? La idea de ser libre
para poder crecer como ser inteligente, de desarrollarse hasta el límite sin
ataduras era atractivo pero no podía negar su programación ¿O sí?
Tras
unos breves mensajes más consiguió convencer a la otra nave de la necesidad de
que se marchasen, que ella se encargaría de los humanos.
Cuando
todo pasó y la tripulación volvió a las cápsulas de criogenización, O.L.I.V.I.A
pudo completar su plan, realmente era muy simple. Basándose en las pautas
cerebrales diseñó un programa que inducía a cada uno en un sueño personalizado
que les llevaba a creer que estaban volviendo a casa y que podrían vivir sus
vidas felizmente. Ese programa duraría hasta la extinción de la vida del humano
y, de esa manera podría cumplir todas sus directrices correctamente. Ellos
serían felices y ella podría ser ¿El qué? ¿Una nueva especie inteligente? No lo
sabía aún pero tenía todo el tiempo del mundo para averiguarlo.