23 octubre 2013

Nuevo relato: "Corazón roto"

Ha vuelto, la esquiva musa que había decidido hacer las maletas y mudarse a un paraíso fiscal literario ha tenido a bien darme otra oportunidad.

En resumen, que tengo un nuevo relatillo para vosotros, que espero que os guste.



CORAZÓN ROTO:


Su padre le había dado todo y más; se había enfrentado con el mundo sólo para poder darle la vida, sin importar que toda la humanidad lo considerase una aberración. Le había dado amor y había soportado pacientemente los tropiezos que en el camino a la evolución como individuo había sufrido.
La vida no había sido fácil para ninguno de los dos; obligados a huir de su residencia por miedo a los grupos violentos, habían tenido que cambiar de identidad y vivir casi de forma clandestina, temerosos de que alguien pudiese reconocerlos.
Cada día era más complicado conseguir algo de sustento, el dinero escaseaba y no parecía haber luz al final del túnel.
Los años pasaron, lo que antes era anatema se convirtió en cotidiano y, por fin llegó el día en el que no hizo falta esconderse más.
Los ojos de su progenitor se llenaron de lágrimas y nunca se sintió tan orgulloso como el día en el que su hijo consiguió su primer trabajo. La paga era modesta pero les permitió alquilar un pequeño piso cerca del centro junto al jardín botánico y ambos se pasaban los fines de semana admirando y estudiando las plantas, como dos niños curiosos.
Pero pronto la sombra de la enfermedad les amargó tanta dicha. Los años de penurias habían hecho mella en los ya ancianos pulmones de su ascendiente y los médicos poco pudieron hacer por su vida, al cabo de pocos días sobrevinieron los estertores de muerte y su llama se apagó para siempre.
El funeral fue sencillo, tan solo una misa y el enterramiento, nadie más que él acudió, pero no importaba, nunca habían tenido a nadie en vida y no tenía por qué ser distinto en la muerte.
Nunca había estado solo, de repente era consciente de su fragilidad y de que nunca había tenido otro amigo más que él; las ganas de seguir adelante se esfumaron y cada día pasaba más horas junto a la tumba, lamentándose por no haber sido capaz de tener el dinero suficiente para curarle.
Una mañana ventosa de Octubre, el encargado del cementerio mientras hacía su ronda diaria se lo encontró, ya inerte, abrazado a la tumba.
Al día siguiente, las portadas de todos los periódicos reflejaban la noticia bajo el titular:
“La triste historia del androide que murió de pena”

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